Me enamore de la brisa que emana su sonrisa, me enamore del destello de sus labios tersos, y de la magia que emanaban aquellas palabras que brotan de su boca y frisaban mi mirada.
Como un hechizo fue que de su sonrisa me enamore, sentí que la oscuridad rodeaba el entorno donde solo podía divisar aquellos labios rojos.
Que sonrisa, que despojo, su dulzura del tierno durazno que purifica y que al mismo tiempo contamina mis sentimientos ignorados.
Me ha atrapado! Soy preso de aquella manifestación de alegría que embellece sus facciones la cual pronuncia los músculos de sus pómulos y abrillanta la profundidad de su mirada.
Bella es cuando sonríe ella, bella es en la verde primavera y cuando en otoño los amarillo oscuros y los naranjas vivos se desojan ella sigue siendo bella, pero más bella aun es en el invierno cuando en contraste con los arboles tristes y ya desnudos la ves sonriendo.
martes, 17 de noviembre de 2009
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